Asesinatos, agresiones e intimidaciones a periodistas en México

Mí Perspectiva entre Líneas

Marfred Angel

El día de ayer, reporteros de distintos medios en Chilpancingo, Guerrero, alzaron la voz en el Palacio de Gobierno para exigir que se respete su labor y que cesen las agresiones y amenazas en su contra. Esta manifestación ocurre tras la intimidación que sufrió Luis Daniel Nava, periodista de El Sur y Proceso, quien fue interceptado por dos hombres armados y despojado de su equipo de trabajo cuando volvía de cubrir el sepelio de 11 personas en Chautipan. También por las amenazas de muerte a Jazmín García, directora de En Primer Plano y al equipo de trabajo de ese medio Informativo; estas intimidaciones y agresiones son muestras claras del riesgo constante al que se enfrentan quienes eligen informar al país sobre la cruda realidad que se vive en ciertas regiones.

Los riesgos de ser periodista en México

Ser periodista en México no solo significa ejercer una profesión; también implica abrazar un compromiso con la verdad en un país donde el silencio es, muchas veces, la única garantía de supervivencia. Esta profesión enfrenta amenazas constantes, agresiones, intimidaciones y, en el peor de los casos, asesinatos. México es uno de los países más peligrosos para la prensa, y aquellos que se atreven a cubrir temas delicados <<como el narcotráfico, la corrupción política y la violencia comunitaria>> son quienes más suelen pagar el precio de informar.

¿Cuántos periodistas han sido asesinados en México en la última década?

La cifra es escalofriante: en los últimos diez años, más de 120 periodistas han sido asesinados en México. Estos números colocan al país como uno de los lugares más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo, superando a naciones en guerra. Desde el 2012, año en el que se inauguró un mecanismo federal para la protección de periodistas y defensores de derechos humanos, se han registrado numerosos casos que evidencian la falta de efectividad de estas políticas. Cada pérdida representa una voz menos, un espacio de verdad que se apaga.

Sin embargo, detrás de cada cifra hay una historia de compromiso con la verdad. Los periodistas no solo arriesgan su integridad física sino también la estabilidad de sus familias. Al ser blanco de ataques, amenazas y extorsiones, los comunicadores deben vivir en constante zozobra, sabiendo que su próxima crónica puede ser la última.

¿Cuántos periodistas han sido asesinados en Guerrero en la última década?

Guerrero, en particular, ha sido un foco rojo en esta problemática, en la última década, más de 20 periodistas han sido asesinados en el estado, según cifras de organismos independientes y asociaciones de periodistas.  Guerrero es uno de los estados más afectados por la violencia generalizada y el control del crimen organizado en México.

Guerrero tiene una historia de conflictos que genera un clima de temor para quienes buscan informar. Los periodistas en este estado enfrentan riesgos adicionales al documentar un entorno plagado de violencia y delincuencia, en el que la labor periodística es vista como una amenaza.

Las consecuencias de coartar el trabajo de los periodistas y la libertad de opinión

La situación que enfrentan los periodistas en México va más allá de las amenazas directas. Coartar la libertad de expresión tiene consecuencias directas en la sociedad, pues sin una prensa libre y veraz, la población queda sumida en la desinformación, el miedo y la apatía. Las agresiones hacia los comunicadores generan autocensura y limitan el flujo de información.

Además, estas prácticas merman la confianza en las instituciones, en un país que, sin duda, necesita reconstruir su tejido social. Limitar el trabajo de los periodistas es atacar uno de los pilares fundamentales de una democracia: el derecho a la información. Sin este derecho, la sociedad permanece vulnerable a la manipulación y sin la posibilidad de exigir justicia o rendición de cuentas.

Reflexión final

La violencia contra la prensa es un tema que debería importar a todos, no solo a quienes ejercen la labor periodística. La sociedad debe entender que una agresión contra un periodista es una agresión contra todos, ya que sin ellos se pierde la posibilidad de conocer la verdad.

La manifestación de los reporteros en Guerrero es un recordatorio de que se requiere urgentemente una protección real y eficaz para quienes ejercen la labor de informar. Es momento de preguntarnos: ¿qué país queremos? ¿Uno donde se silencien las voces que incomodan o uno donde cada ciudadano tenga el derecho de conocer la realidad, por cruda que sea? El Estado y la sociedad tienen una deuda pendiente con el periodismo. Proteger su ejercicio es, en última instancia, proteger nuestra libertad.

Mi solidaridad con ustedes compañeros, me uno a la exigencia de un alto a las intimidaciones y agresiones contra periodistas, respeto a los artículos 6.° y 7.° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.¡Libertad de expresión!