Mantener a una familia a base del pesado trabajo de “diablero” en el mercado

**Ernesto Alarcón Rodríguez empezó en este oficio cuando tenia 14 años

**A los 50 “diableros” no les llegan los famosos programas sociales del gobierno

Texto: Yasmín García Chino
Fotografía: Oscar Guerrero

“Ahí va el golpe” o “golpe, golpe” se escucha a menudo en los pasillos del mercado Baltazar R. Leyva Mancilla y en las calles aledañas; son los “diableros” así se les conoce a los niños, jóvenes y adultos que se dedican a la carga, descarga y acarreo de costales o cajas de frutas y verduras y hasta botes de basura, un oficio para el que se necesita de mucha fuerza.

Ernesto Alarcón Rodríguez, tiene 63 años de edad, recuerda que inicio a trabajar de “diablero” cuando tenia 14, en el antiguo mercado que se ubicaba en el centro de la capital, desde ese entonces todos los días se levanta a las 3:00 de la mañana para estar a las 3:30 o 4:00 en el mercado y dar inicio con su jornada laboral que terminará a las 10:00 de la mañana.

Originario de Zumpango, y radicado en Chilpancingo, don Ernesto ha llevado el sustento a su familia a base de los ingresos que obtiene de su pesado pero honrado trabajo, considera que a sus 7 hijos, 3 hombres y 4 mujeres, no les hizo falta lo necesario. En el mercado, sus compañeros, comerciantes, taxistas y amigos lo apodan ” El zumpango”, así le dicen de cariño.

Su labor se vio interrumpida por seis largos meses, ya que lo tuvieron que operar de un ojo por cataratas, durante este medio año, gastó sus ahorros, sus hijos lo ayudaron con algunos gastos, dos de ellos también se dedican a este noble oficio.

No tiene mucho que “El zumpango” como lo conocen en el Mercado, retomó su trabajo de “diablero”, por la operación no puede ni debe hacer mucha fuerza, porque se marea y se le nubla la vista, “es como traer una lupa”, dice mientras espera a un comerciante que le pide acarrear costales de jicama.

En dos meses lo operarán del otro ojo, y tendrá que tener reposo, durante este tiempo, el señor Ernesto Alarcón espera poder juntar una cantidad de dinero considerable para sufragar los gastos de su operación e ir comiendo mientras guarda reposo y se llega la fecha para nuevamente volver a cargar, trasladar y descargar costales, cajas de frutas y verduras, en el Baltazar R. Leyva Mancilla.

Son alrededor de 50 “diableros” a ellos no les llegan los famosos programas sociales del gobierno federal y estatal, “aquí trabaja el que quiere y quien quiera trabajar es bienvenido” aseguró “El zumpango” mientras sus compañeros bromean por conceder la entrevista.