Sigue sin romperse la tregua que pactaron en febrero pasado los grupos delictivos de Los Tlacos y Los Ardillos para terminar medianamente con la violencia en Chilpancingo, dijo el sacerdote y director del Centro de Derechos Humanos de las Víctimas de la Violencia “Minerva Bello”, José Filiberto Velázquez Florencio.
En entrevista, el activista y religioso señaló que los acuerdos de no agresión y el respeto a la división de sus territorios que cada uno tiene bajo su dominio, aún están vigentes, de modo que los últimos asesinatos registrados en la ciudad tienen que ver con una cuestión “interna”, aseguró.
“No tiene que ver con que se están disputando la plaza de Chilpancingo, es como una especie de limpia al interior, conflictos internos”, indicó
Respecto a si la masacre de policías comunitarios de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) del lunes en Tierra Colorada tiene que ver con este tema, contestó que no tiene esa información puesto que está fuera de su jurisdicción.
Sin embargo, dijo que podría tener más relación con la disputa que mantienen varios grupos delictivos por el control de Acapulco y la Costa Chica de la entidad, guerra que ha dejado decenas de víctimas mortales.